miércoles, 24 de octubre de 2007

Omega 3 y la salud cardiovascular

Acidos grasos omega-3 para reducir colesterol y triglicéridos
Varios estudios demostraron que quienes consumen una alimentación rica en Omega-3, tienen una disminución significativa en el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca. Son solventes naturales de la sangre y contribuyen al equilibrio de la presión arterial, a la vez que reducen la formación de coágulos y previenen el infarto.
Las grasas polinsaturadas están principalmente en el reino vegetal a excepción de los pescados y mariscos que las contienen en una proporción atendible. Estos son componentes imprescindibles de las membranas celulares y precursores de las prostaglandinas, son esenciales pues no se sintetizan en el organismo.
Las grasas animales son muy pobres en ácidos grasos polinsaturados y se ha encontrado cierta correlación entre la incidencia de arteriosclerosis y consumo de grasas animales en la alimentación. Las grasas saturadas pueden aumentar más el colesterol que cualquier otro tipo de grasa.
Los ácidos grasos polinsaturados contienen una o más dobles ligaduras y se dividen en 2 grupos denominados:
1-OMEGA-6:
· ácido linoleico y araquidónico: presente en el maíz, cacahuate, semillas de algodón, frijol de soja y en la mayoría de los aceites vegetales.
2-OMEGA-3:
· linolénico: de origen vegetal, presente en la soja.
· Eicosapentaenoico (EPA): componete importante de los aceites de pescado, por ejemplo: aceite de hígado de bacalao.
· Decosahexaenoico (DHA): aceites de pescado, fosfolípidos del cerebro.
Recientes investigaciones confirmaron que el EPA y el DHA reducen moderadamente los niveles séricos del colesterol y marcadamente los niveles de triglicéridos en ayunas.
Los Omega-3 al parecer inhiben la síntesis de triglicéridos.
Otros efectos favorables de éstos ácidos son:

· Disminución de la adhesividad plaquetaria y prolongación del tiempo de sangría, posiblemente por cambios en la síntesis de prostaglandinas.
· Reducción del daño isquémico consecutivo a un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular, tal vez por disminución de la viscosidad sanguínea.
· Descenso de la presión arterial.
· Reducción del daño tisular en enfermedades autoinmunes.
Actualmente se recomienda que la ingestión de grasas polinsaturadas no exceda el 10% del Valor Calórico Total, puesto que son desconocidas las consecuencias a largo plazo que sobre la salud puede tener una mayor ingestión.

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