miércoles, 24 de octubre de 2007

Mitos y realidades de la obesidad

Mitos y realidades:
Mito: La obesidad es causada de manera exclusiva porque los pacientes comen demasiado.
Realidad: La obesidad tiene causas genéticas y ambientales. De hecho, la tercera parte del riesgo está determinada genéticamente.

Mito: La obesidad es curable.
Realidad: Se trata de una condición crónica, que constituye una tendencia del individuo. Es manejable, pero las medidas instauradas deben ser mantenidas a muy largo plazo.

Mito: La obesidad es una enfermedad de la glándula tiroides.
Realidad: sólamente una minoría de personas obesas tienen algún trastorno de la tiroides. Sin embargo, la deficiencia tiroidea, cuando existe, es un factor contribuyente, más que la causa, de la obesidad.

Mito: Los nuevos fármacos para obesidad pueden ser adquiridos libremente y no conllevan ningún riesgo.
Realidad: Todos los fármacos para reducir peso deben ser formulados por un médico especialista, o de lo contrario podrían ocasionar consecuencias inadvertidas para la salud.

Mito: Niño obeso = niño sano.
Realidad: Muchos de los problemas generados por la obesidad comienzan en la niñez y es por ello que es necesario prevenirla, o bien tratarla de forma adecuada, desde la niñez.

Mito: Si una persona obesa no consume azúcar, jamás desarrolla
diabetes.
Realidad: Mientras haya sobrepeso, el riesgo de diabetes tipo 2 existe. Además, no sólo lo que es dulce contiene azúcar.

Mito: El ejercicio es, por sí solo, suficiente para reducir peso.
Realidad: Es necesario combinarlo con dieta y cambios de conducta. Su principal efecto es ayudar a mantener el peso, y reducir el riesgo de diabetes.

Mito: Todas las personas con deficiencia tiroidea son obesas.
Realidad: Son obesas sólo en algunos casos, en los que, además, hay predisposición al sobrepeso (factor genetico).

Mito: Es imposible cambiar la conducta alimentaria de una persona adulta.
Realidad: Con el adecuado apoyo profesional (nutricionista o medico), ese objetivo se puede conseguir, para mejorar los resultados a largo plazo.

Mito: Las mejores dietas son las que se basan en un sólo tipo de alimento, por ejemplo proteína, o grasa, o verdura o fruta.
Realidad: Lo mejor es adaptar el regimen de alimentación a las condiciones de vida de la persona, de modo que pueda ser mantenido en el futuro. Ademas, no son recomendables las dietas mono- nutricionales, monotomas y aburridas, porque llevan muchas veces al fracaso o desnutricion aguda.

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